EL DESPOJO

Cansados restos de perfume exquisito
rocío que encarna mi lengua
debajo de tu vientre abultado
delicioso néctar de rojo cereza.

Que ocultas debajo de estos
pliegues tan limpios, tan puros
tan juveniles, pétalo oloroso
de espumoso perfume seco.

Entre tus prados te escondes,
fruto oculto y callado
que ansío encontrarte,
lágrima de tibia timidez
carnosa, puerta que me invita a pasar.
Música, melodía que me alcoholiza
mermelada de agridulce sabor
piel de fino ropaje,
seda carmesí que resbala mi rostro,
fino lino crudo. Rocías en mi
tu vino exquisito y rosado
dulce al saborear, barro semihumedo
que moldeo con las manos.

Cenizas se convierte el canto,
de tu llanto de dolor
la cadena que envuelve
tu blanca y frágil voz
tu seno semirrígido, pequeño huesecillo
de aterciopelado durazno maduro.

Descansa en tu cama de fina arena
que ángeles de negros plumajes te llaman
pues tu ácido y tenue olor los atrae.
Pronto seras parte de ellos
y ellos serán parte de ti, en la sombra
quedaras, pues tu ultimo suspiro
en el vació se ha escuchado.

Cierra tus ojos querida niña
tu dolor ha terminado
no me mires con odio
que por un instante te eh amado
y este es el ultimo deseo que haz de sentir,
anda desvanece en este cielo arenoso
que en mi la culpa ha llegado a su fin.

Rota, sin posibilidad de enmienda,

estoy.

Perforadas manos sin lograr cicatrizar,

Buscan, inútilmente, asirte, y te me escapas,

como el aire, como la nada

intacto

adoré tu insípido recuerdo
horas después de marchar
y desde entonces, se quedó intacto,
pero se te ocurrió violarme el presente